El FMI encara un conflicto emergente

Europa está uniéndose para defenderse. Obligados a elegir un nuevo jefe para el Fondo Monetario Internacional (FMI) durante una crisis de deuda, los políticos europeos se han alineado detrás de la ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde, quien anunció su candidatura el miércoles.

Esa solución tiene sentido para Bruselas. Lagarde ha estado en todas las conversaciones sobre la crisis de deuda soberana y sería improbable que sorprendiera a los mercados y a los políticos imprimiendo un nuevo rumbo al FMI.

Pero su condición de europea no es una ventaja inequívoca. Hay interrogantes legítimos sobre por qué el nuevo director debería ser un político europeo, en un momento en que el continente depende tanto de los recursos del FMI mientras trata de salvar el euro. Los mercados emergentes no están resignándose sin dar batalla. Representantes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica —los BRICS— emitieron un comunicado conjunto calificando de obsoleta la práctica de seleccionar automáticamente a un director gerente europeo. El G-20 se comprometió, después de todo, a un proceso abierto, transparente y basado en el mérito.

México ha presentado como candidato a su gobernador del banco central, y hay señales de que el ex ministro de Finanzas de Sudáfrica podría entrar en la carrera. Pero hasta ahora los BRICS no se han alineado detrás de ningún candidato único.

La realidad es que los BRICS no son un bloque unificado. A diferencia de la eurozona, que está procurando mantener su unidad, los BRICS son competidores en mercados de exportación y tienen diferentes puntos de vista sobre cuestiones claves de política. Brasil e India, por ejemplo, han estado entre los detractores más severos del régimen cambiario de China.

Dadas las agendas contradictorias, encontrar un candidato común es más fácil de decir que hacer. Pero incluso si no pueden montar una campaña creíble para el máximo puesto, expresar descontento abrirá oportunidades para acuerdos laterales y concesiones en otras materias. China ha indicado que la representación de mercados emergentes en la alta conducción del FMI, si no en el puesto de director gerente, podría ser aceptable.

El debate coloca a EE.UU. en una posición difícil. En vez de poder permitir que se forme apoyo en torno a un candidato europeo, ahora podría verse obligado a elegir un bando, lo cual también puede tener implicaciones potenciales para el control estadounidense del Banco Mundial en el futuro.

Pero incluso si Lagarde, como parece probable, surge como líder al final de junio, los países desarrollados necesitan andar con cautela. Las economías emergentes no tienen interés en desestabilizar a Europa, dada su importancia como mercado de exportación. Pero la desconfianza del FMI en algunos países cala hondo. China, por ejemplo, cree desde hace tiempo que el fondo está dirigido por Occidente para Occidente. Durante tres años hasta 2010, Beijing ni siquiera permitió que el FMI difundiera su informe anual sobre la economía china.

La tarea más urgente del nuevo director gerente será resolver la crisis de deuda de la eurozona. Pero es de importancia igualmente vital para su mandato la transformación de la organización para asegurar que las economías emergentes estén plenamente comprometidas con el fondo.

Fuente: Wall Street Journal

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