¿Quiere el trabajo de Warren Buffett?

En la reunión de accionistas de Berkshire Hathaway a fines de abril, muchas de las conversaciones se vincularon a la reciente partida de David Sokol. Pero mientras los participantes y los medios de comunicación analizaban las cuestiones legales y éticas detrás de la salida del ex número 2 del grupo, no formularon una pregunta atrevida: ¿quién querría sustituir al Oráculo de Omaha como presidente ejecutivo de la compañía?

Luego de hablar con accionistas, ejecutivos de la compañía y profesionales de la inversión he llegado a la siguiente conclusión: no tanta gente como usted pensaría. Una vez que uno considera la presión que debe suponer ser comparado constantemente con el más exitoso inversionista del mundo, la posibilidad de que el paquete de remuneraciones no sea tan competitivo y ese "precioso" clima de Nebraska, podría ocurrir que la carrera para suceder a Warren Buffett fuera un nuevo tipo de "reality show", uno en el que la gente podría preferir que la votaran para irse de la isla.

Sokol renunció el 30 de marzo en medio de la controversia sobre las compras de acciones que hizo en la compañía química Lubrizol, previas al anuncio de Berkshire de que planeaba adquirir esa empresa. En ese momento, Sokol era considerado el principal candidato a sustituir a Buffett. Pero en una conferencia de prensa realizada en Omaha el fin de semana del 30 de abril, Buffett, de 80 años, dijo que nunca había analizado el asunto de la sucesión con Sokol. "No sé leer la mente. Nunca hablamos sobre eso", indicó.

En el momento de su renuncia, Sokol afirmó en un comunicado que estaba interesado en invertir los recursos de su familia y en realizar una tarea filantrópica. Aunque es típico de personas que renuncian bajo presión decir cosas como esas, parece que Sokol lo decía en serio. Dos administradores de carteras que participaron en la asamblea nos dijeron que hace más de un año, Sokol les confió que no estaba interesado en el puesto de Buffett, diciendo que "no es un lecho de rosas" y agregando que "el puesto que uno quiere es el de sucesor del sucesor". Las llamadas al abogado de Sokol no fueron devueltas. Pero asumiendo que los comentarios reflejen los sentimientos de Sokol, "¿quién puede decir que el próximo candidato va a querer el puesto?", pregunta Frank Betz, director de Carret/Zane Capital Management.

Aunque Buffett dice que no está planeando alejarse pronto, en Berkshire Hathaway creen que sustituirlo requeriría al menos de dos sucesores. Uno sería el presidente ejecutivo que distribuiría los muchos miles de millones de dólares de capital de inversión que el holding produce cada año y se aseguraría de que todos los administradores de sus 78 compañías del portafolio tengan los incentivos apropiados. Ese el trabajo para el que la mayoría creía que Sokol estaba siendo preparado. La otra mitad del trabajo de Buffett, que involucra las inversiones, podría ser dividido entre varios candidatos.

Algunos nombres del mundo de las inversiones ya han dejado pasar las ofertas de Berkshire. Li Lu, un administrador de fondos de cobertura de Nueva York, cuya contratación fue llamada por Charlie Munger, el socio desde hace mucho tiempo de Buffett, "una conclusión obvia", rechazó la posición en 2010. Seth Klarman, que invierte los US$22.000 millones de activos del Baupost Group de Boston, tampoco quiso el puesto, según un inversionista profesional que asistió a la conferencia y prefirió no ser identificado. (Ni Berkshire ni Klarman quisieron hacer comentarios).

En la reunión anual de Berkshire Hathaway del sábado 30 de abril, Buffett describió al candidato ideal para presidente ejecutivo como "alguien que considere que Berkshire Hathaway es importante que él mismo". Esto puede sonar menos atractivo de lo que piensa Buffett, sostiene Larry Oberman, de Trigran Investments, un fondo de cobertura de Chicago que tiene participación en Berkshire. "Tiene muchos aspectos negativos", dice Oberman. "Era difícil de apreciar antes (de la partida de Sokol) cuán profundamente las acciones de un sucesor serían estudiadas y criticadas", señaló. Un sucesor tendría que eliminar su ego, dejar de lado compensaciones financieras potencialmente mucho más grandes en otras compañías, y tendría que vivir en Omaha. "Cada uno de esos factores podría ser un desafío y, en conjunto, son un gran desafío", cree Oberman.

Cuando SmartMoney le preguntó a Buffett sobre esos desafíos en una conferencia de prensa, respondió: "No va a haber un problema para encontrar un candidato que quiera manejar una compañía de US$200.000 millones. Si a alguien se le da la opción de manejar Berkshire o una compañía del índice Dow Jones 30, pienso que su elección sería Berkshire Hathaway".

Para algunos, tener que mudarse a Omaha podría ser lo que los hiciese desistir. Buffett ha sido claro en que la sede central de la compañía seguirá allí. Pero en teoría, podría estar en cualquier otro lugar de EE.UU. Buffett emplea a menos de 30 personas en un edificio de oficinas en Omaha. "La mayoría de las personas del sector financiero viven en grandes ciudades, y hacerlos mudar a una más pequeña puede no ser tan fácil como piensa él", dice Art Cohen, un asesor de inversiones de Arthur M. Cohen & Associates, que también es un participante habitual de las legendarias partidas de bridge en las que participa Buffett durante las reuniones de fin de semana con accionistas. Que Sokol fuera de Omaha fue uno de los factores que lo hizo aparecer como un buen candidato a la sucesión.

"Omaha es un gran lugar para vivir", dice Buffett. Claro, eso es fácil de decir para Buffett, que es el hijo más famoso de la ciudad. "Nadie se acercará a tener el amor que Buffett tiene por Berkshire Hathaway y su voluntad de dejarlo todo", considera Paul Lountzis, de Lountzis Asset Management, una compañía de administración de dinero que tiene acciones de Berkshire Hathaway.

Fuente: Smartmoney.com

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